¿POR QUÉ SOY Y SERÉ DEL UB LA PALMA?
Cuando hace unos días un amigo me pidió que escribiera unas letras sobre el UB La Palma, pensé que no me atrevería a hacerlo, que era demasiada responsabilidad. Cuando me dijo que estaba seguro que saldría algo bonito de mis dedos, perdí el miedo y me entusiasmé. Por mi cabeza pasaron decenas de ideas que creo que en la madrugada de hoy he ordenado.
© FOTO: César Borja
ALEJANDRO MARTÍN PÉREZ
Mis primeros recuerdos relacionados con el equipo son de principios de los 80 en la cancha de la OJE, en San Francisco. Recuerdo las gradas de madera que tenían vida propia y que ahora están regadas por varias instalaciones deportivas. Recuerdo jugar debajo de ellas, tocar mi primer balón grande o la marabunta que se montaba cuando jugábamos contra el Náutico o el Claret de Las Palmas. Por esa época comencé a ver baloncesto con mi madre. El culpable: Wayne Brabender. Ella lo idolatraba. Luego Juanito Corbalán, Chicho Sibilio o el gran Fernando Martín. Hasta hace nada he estado buscando un cacho de papel con los autógrafos de todos los grandes del Real Madrid y del Barcelona que mi hermana me regaló en 1985, cuando ella acudía al antiguo Pabellón del Real Madrid a ver partidos de basket. La semilla estaba plantada.
En el verano de 1984 llegaron las Olimpiadas de Los Ángeles y recuerdo poner el despertador con mis primas para ver al “equipo nacional” contra Canadá, EEUU o Francia. Era un verano caluroso en Gallegos, Barlovento, y mi abuela no entendía nada. A los pocos días me trajeron mi primer aro. Aún está la marca en la tabla de madera donde se colocó, a unos ciento cincuenta centímetros del suelo.
Sé que divago, pero ¿por qué soy del UB?. El otro día me encontré con Carlos Toledo y nos abrazamos. Fue mi médico de cabecera y casi entrenador en La Palmita. Creo que no hablábamos desde hace más de veinte años. Aún recuerdo cuando me gritaba que cruzara por la zona en estático... En aquella época el juego era sencillo: cogías el rebote y lo lanzabas para que Sebas Arrocha hiciera un touchdown, así de sencillo era. Era veloz como un relámpago.
Gracias a Carlos Toledo supe porqué era del UB. Recuerdo un play-off de ascenso contra el Granada. Sé que me he saltado muchos años de la historia reciente del equipo, pero es mi momento. Al final perdimos 3 a 1, pero pudimos ganarlo. En el primer partido en casa Miraflores parecía la cancha de aquel Aris de Salónica de Nikos Gallis, o el Pionir de Belgrado actual. Estaba rodeado de amigos y yo comencé a llorar, me di cuenta que si mi madre hubiera estado viva, estaría haciendo más escándalo que yo. En ese momento pasé de ser un simple seguidor, como lo era del Estudiantes, la Penya, del Canarias de mi idolatrado Eddie Lee Phillips, a ser simplemente del UB La Palma Isla Bonita.
Evidentemente hay que hablar de jugadores y entrenadores. Entre los entrenadores me quedo con tres: Txus Vidorreta (camino de Sevilla, tras pasar por Bilbao o Alicante), Rafa Sanz Armada y el gran Carlos Frade.
Txus nos hizo grandes. Un tipo duro y sencillo a la vez, integrado en la isla como nadie. Nos lanzó al estrellato. A Rafa le tengo que agradecer varios momentos: la primera temporada, el playout con Ourense y aquella temporada al borde del playoff, tras estar tocados de muerte. Ese final de temporada, sin Steven Edwards, barrimos en la segunda vuelta, CAI Zaragoza y Tenerife incluidos. A nivel personal, recuerdo una anécdota con Rafa cuando le dije que le admiraba, y él con su humor histriónico me dijo algo así como que se alegraba, pero que debía haber solo cinco que lo hicieran en toda la isla.
Y Carlos Frade: amigo, gracias por hacernos disfrutar con ese montón de chavales bisoños. Tu defensa y la de ellos de principios de la temporada 2010-11, era propia de griegos y yugoslavos. Gracias a los tres.
Gran cantidad y calidad de jugadores han pasado por la isla verde. Jugando para nosotros o de visitantes. Personalmente me quedo con tres por mi relación con ellos. Y es que ver a Andre Turner, mito de las canchas de la ACB, en la esquina de la barriada de Jorós, comiendo dos manzanas del país, no tiene precio. Llegó con 42 años, se cuidaba como el que más, el primero en llegar y el último en irse de los entrenamientos. Cuidaba su cuerpo como su mente. “El conguito”, un gran tertuliano palmero.
Mi segundo recuerdo es para John Floyd. Solo estuvo dos años con nosotros, grandísima temporada la primera. Jugamos por salvarnos contra un histórico como el Ourense, y ganamos 1 a 3. Él fue el MVP, acabó la temporada moviendo los pies como un pequeño Hakeem Olajuwon o un Kevin Mchale casero, era un dos metros pelados... Fuera de las canchas le gustaba que lo llamaran “Juanito”, él siempre se presentaba así: “Hola, soy Juanito”. Era elegante fuera y dentro de las pistas. Se partía conmigo porque yo lo llamaba John Kennedy Floyd, el Kennedy negro, le encantaba.
Por último mi preferido, todo el mundo lo sabe: Steven Edwards, el chico benahorita de Miami, el palmero de Florida. Integrado en la isla como nadie. Para mí el mejor jugador de la historia del club. Mis recuerdos en la cancha van desde verlo con los tres dedos levantados tras un triple, a verlo correr hacia atrás y todo el pabellón en pie porque sabíamos que acabaría en tapón. Un grande fuera y dentro de las pistas, siempre sonriendo.
Voy acabando. Quiero dar las gracias a todos por este cuento de hadas que parece que termina, jugadores, entrenadores y directivos. No puedo nombrarlos uno a uno porque me olvidaría de muchos y sería totalmente injusto. Ni de Eslava y Rudy Mbemba (aquí mi pequeño homenaje hacia ellos). Supongo que todos hemos cometidos errores, y me incluyo, por no haberlo valorado más y disfrutado más a menudo. En especial, doy las gracias Andrés Pérez Ortega, “el gestor” y el “Querejeta” de la liga, que me convenció para que acogiera a Rudy Mbemba en mi casa una temporada, pero finalmente vino su madre. Gracias Andrés.
Turner, Edwards, Ibaka (Oklahoma Thunders), Splitter (San Antonio Spurs), Sergi Llul (Real Madrid), Abrines... Bilbao basket, CAI Zaragoza, Canarias, Alicante, Fuenlabrada, Granada..., un lujo que se pierde. Somos y hemos sido un club humilde pero grande, respetado a nivel nacional. Un respeto que a nivel local y regional ha brillado por su ausencia.
A los detractores, dos cosas: El UBLP sí es rentable para la isla. Y dos, ir a Zaragoza y ganar ante 10.000 personas no tiene precio (gracias Markus Hatten).
La mejor crónica de basket por apasionada y divertida que he leído nunca, la hizo don Víctor Martín. Gran tertuliano. La Palma perdía de 4 a falta de diez segundos y posesión para Ourense. Empatamos y ganamos en la prorroga. Él afirmaba que Dios tenía que ser del UB porque si no, no se podía explicar lo sucedido, y es posible que tenga razón. Grandes crónicas. Recuerdo que la leí en Los Llanos de Aridane, recuerdo el banco, que hacía frío y que sonreía tras mucho tiempo sin hacerlo. Gracias Víctor.
Sí soy del UB, ¿y tú?
© FOTO: César Borja
ALEJANDRO MARTÍN PÉREZ
Mis primeros recuerdos relacionados con el equipo son de principios de los 80 en la cancha de la OJE, en San Francisco. Recuerdo las gradas de madera que tenían vida propia y que ahora están regadas por varias instalaciones deportivas. Recuerdo jugar debajo de ellas, tocar mi primer balón grande o la marabunta que se montaba cuando jugábamos contra el Náutico o el Claret de Las Palmas. Por esa época comencé a ver baloncesto con mi madre. El culpable: Wayne Brabender. Ella lo idolatraba. Luego Juanito Corbalán, Chicho Sibilio o el gran Fernando Martín. Hasta hace nada he estado buscando un cacho de papel con los autógrafos de todos los grandes del Real Madrid y del Barcelona que mi hermana me regaló en 1985, cuando ella acudía al antiguo Pabellón del Real Madrid a ver partidos de basket. La semilla estaba plantada.
En el verano de 1984 llegaron las Olimpiadas de Los Ángeles y recuerdo poner el despertador con mis primas para ver al “equipo nacional” contra Canadá, EEUU o Francia. Era un verano caluroso en Gallegos, Barlovento, y mi abuela no entendía nada. A los pocos días me trajeron mi primer aro. Aún está la marca en la tabla de madera donde se colocó, a unos ciento cincuenta centímetros del suelo.
Sé que divago, pero ¿por qué soy del UB?. El otro día me encontré con Carlos Toledo y nos abrazamos. Fue mi médico de cabecera y casi entrenador en La Palmita. Creo que no hablábamos desde hace más de veinte años. Aún recuerdo cuando me gritaba que cruzara por la zona en estático... En aquella época el juego era sencillo: cogías el rebote y lo lanzabas para que Sebas Arrocha hiciera un touchdown, así de sencillo era. Era veloz como un relámpago.
Gracias a Carlos Toledo supe porqué era del UB. Recuerdo un play-off de ascenso contra el Granada. Sé que me he saltado muchos años de la historia reciente del equipo, pero es mi momento. Al final perdimos 3 a 1, pero pudimos ganarlo. En el primer partido en casa Miraflores parecía la cancha de aquel Aris de Salónica de Nikos Gallis, o el Pionir de Belgrado actual. Estaba rodeado de amigos y yo comencé a llorar, me di cuenta que si mi madre hubiera estado viva, estaría haciendo más escándalo que yo. En ese momento pasé de ser un simple seguidor, como lo era del Estudiantes, la Penya, del Canarias de mi idolatrado Eddie Lee Phillips, a ser simplemente del UB La Palma Isla Bonita.
Evidentemente hay que hablar de jugadores y entrenadores. Entre los entrenadores me quedo con tres: Txus Vidorreta (camino de Sevilla, tras pasar por Bilbao o Alicante), Rafa Sanz Armada y el gran Carlos Frade.
Txus nos hizo grandes. Un tipo duro y sencillo a la vez, integrado en la isla como nadie. Nos lanzó al estrellato. A Rafa le tengo que agradecer varios momentos: la primera temporada, el playout con Ourense y aquella temporada al borde del playoff, tras estar tocados de muerte. Ese final de temporada, sin Steven Edwards, barrimos en la segunda vuelta, CAI Zaragoza y Tenerife incluidos. A nivel personal, recuerdo una anécdota con Rafa cuando le dije que le admiraba, y él con su humor histriónico me dijo algo así como que se alegraba, pero que debía haber solo cinco que lo hicieran en toda la isla.
Y Carlos Frade: amigo, gracias por hacernos disfrutar con ese montón de chavales bisoños. Tu defensa y la de ellos de principios de la temporada 2010-11, era propia de griegos y yugoslavos. Gracias a los tres.
Gran cantidad y calidad de jugadores han pasado por la isla verde. Jugando para nosotros o de visitantes. Personalmente me quedo con tres por mi relación con ellos. Y es que ver a Andre Turner, mito de las canchas de la ACB, en la esquina de la barriada de Jorós, comiendo dos manzanas del país, no tiene precio. Llegó con 42 años, se cuidaba como el que más, el primero en llegar y el último en irse de los entrenamientos. Cuidaba su cuerpo como su mente. “El conguito”, un gran tertuliano palmero.
Mi segundo recuerdo es para John Floyd. Solo estuvo dos años con nosotros, grandísima temporada la primera. Jugamos por salvarnos contra un histórico como el Ourense, y ganamos 1 a 3. Él fue el MVP, acabó la temporada moviendo los pies como un pequeño Hakeem Olajuwon o un Kevin Mchale casero, era un dos metros pelados... Fuera de las canchas le gustaba que lo llamaran “Juanito”, él siempre se presentaba así: “Hola, soy Juanito”. Era elegante fuera y dentro de las pistas. Se partía conmigo porque yo lo llamaba John Kennedy Floyd, el Kennedy negro, le encantaba.
Por último mi preferido, todo el mundo lo sabe: Steven Edwards, el chico benahorita de Miami, el palmero de Florida. Integrado en la isla como nadie. Para mí el mejor jugador de la historia del club. Mis recuerdos en la cancha van desde verlo con los tres dedos levantados tras un triple, a verlo correr hacia atrás y todo el pabellón en pie porque sabíamos que acabaría en tapón. Un grande fuera y dentro de las pistas, siempre sonriendo.
Voy acabando. Quiero dar las gracias a todos por este cuento de hadas que parece que termina, jugadores, entrenadores y directivos. No puedo nombrarlos uno a uno porque me olvidaría de muchos y sería totalmente injusto. Ni de Eslava y Rudy Mbemba (aquí mi pequeño homenaje hacia ellos). Supongo que todos hemos cometidos errores, y me incluyo, por no haberlo valorado más y disfrutado más a menudo. En especial, doy las gracias Andrés Pérez Ortega, “el gestor” y el “Querejeta” de la liga, que me convenció para que acogiera a Rudy Mbemba en mi casa una temporada, pero finalmente vino su madre. Gracias Andrés.
Turner, Edwards, Ibaka (Oklahoma Thunders), Splitter (San Antonio Spurs), Sergi Llul (Real Madrid), Abrines... Bilbao basket, CAI Zaragoza, Canarias, Alicante, Fuenlabrada, Granada..., un lujo que se pierde. Somos y hemos sido un club humilde pero grande, respetado a nivel nacional. Un respeto que a nivel local y regional ha brillado por su ausencia.
A los detractores, dos cosas: El UBLP sí es rentable para la isla. Y dos, ir a Zaragoza y ganar ante 10.000 personas no tiene precio (gracias Markus Hatten).
La mejor crónica de basket por apasionada y divertida que he leído nunca, la hizo don Víctor Martín. Gran tertuliano. La Palma perdía de 4 a falta de diez segundos y posesión para Ourense. Empatamos y ganamos en la prorroga. Él afirmaba que Dios tenía que ser del UB porque si no, no se podía explicar lo sucedido, y es posible que tenga razón. Grandes crónicas. Recuerdo que la leí en Los Llanos de Aridane, recuerdo el banco, que hacía frío y que sonreía tras mucho tiempo sin hacerlo. Gracias Víctor.
Sí soy del UB, ¿y tú?
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