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13 marzo 2012

Óscar Alvarado: también uno de los nuestros.

El acuerdo de vinculación que establecieron en su momento el UB La Palma y el CB Gran Canaria ha permitido a los aficionados palmeros al deporte de la canasta poder disfrutar durante casi dos temporadas del talento de Óscar Alvarado. Hoy, el base natural de Santa Brígida trata de abrirse paso en la Liga ACB haciendo gala del mismo descaro para jugar al baloncesto que ya evidenció en nuestra isla. Cualquier seguidor del UBLP que le viera jugar el pasado domingo -de la manera en que lo hizo- ante el mismísimo FC Barcelona, no pudo más que sentirse orgulloso de un chaval que dejó huella en el vestuario blanquiazul. Y es que, a pesar de la distancia y del salto de categoría, Óscar sigue formando parte de nuestro proyecto. Sigue siendo también uno de los nuestros. A continuación reproducimos el magnífico artículo que hoy mismo se publicaba sobre él en la web oficial de la Liga ACB y que les recomendamos leer encarecidamente.


FOTO: ACB Photo

Daniel Barranquero / ACB.COM


Con 13 añitos, un chico sin aspecto de estrella y con fuego en sus ojos, puso La Granja a sus pies, en la Minicopa de Zaragoza. De ADN deportista y corazón amarillo, siete años después recoge los frutos de su ilusión en un GC 2014 que supo llevarle con paciencia. Estos fueron sus pasos. Este es su presente.

"¿Quién diablos es el 14? ¿Pero de dónde ha salido ese chaval?" El torneo del K.O de Zaragoza, en 2005, no solo encumbró al Unicaja de Jorge Garbajosa. En la Minicopa, un chico con cara de pillo y talento a raudales, encandiló con su descaro a los asistentes al pabellón de La Granja, que se quedaron para siempre con su nombre: Óscar Alvarado.

Qué gozada verle. Penetración por aquí, triple por allá, dribling, balón entre las piernas y una sensación de superioridad que parecía imposible que aquel chico no hiciera en la siguiente jugada lo que se le viniera a la cabeza. Su físico era mejorable, sí, y a veces pecaba de individualismo, pero aquel niño de 13 años era veloz, botaba como los ángeles, veía un baloncesto al que sus rivales no llegaban y era todo corazón, gritando desde la pista o saltando desde el banquillo.

Su equipo, el Fadesa Gran Canaria, cayó eliminado tras perder a manos del Pamesa Valencia, pero su exhibición, especialmente contra el Baskonia, llamó la atención a todos. Había nacido una estrella, para orgullo de su madre, que miraba atónita desde la grada. Lo más curioso era que aquel pequeño genio, máximo anotador de la Minicopa 2005, ni siquiera pertenecía al club amarillo, sino al Heidelberg, que se lo prestó al equipo más importante de la isla para la cita de Zaragoza. A partir de ahí, sus destinos se unirían por siempre.

Era su sueño. De padre futbolista, madre profesional del ballet, abuela campeona de natación a nivel nacional en la década de los 60 y hermano jugador profesional de basket, su mayor influencia, su mayor ejemplo, Óscar quería seguir los pasos de este último, Javier. Tenía un don, era el mejor a su edad en cualquier equipo y, con 9 años, ya jugaba en categoría infantil, soñando vestir algún día la elástica amarilla. Tras aquella Minicopa, el camino se allanaría.

Ya en la disciplina del Granca y tras ser bicampeón con el combinado de Canarias en el Campeonato de España de Selecciones Autonómicas, Alvarado volvió a dar que hablar un par de años más tarde, llevando a su equipo a la final de otro campeonato estatal, este de clubes y en categoría cadete. Allí, en un partido de pocos puntos resuelto a favor del Joventut (57-54), Alvarado volvió a enamorar, rozando el triple doble (22 puntos, 9 rebotes, 9 asistencias), llevándose el MVP y siendo el máximo asistente del torneo, algo que se convertiría en una tónica habitual en las siguientes citas.

El chico que todo lo anotaba en Zaragoza completaba su transición a base puro, de esos que nunca se aburren de inventar y regalar canastas. Su progresión le llevó a ser internacional, disputando el Europeo Sub16 de 2007. Allí, compartiendo vestuario con los Franch, Guigou, Lorenzo, Llovet, Jodar y compañía, se quedó a punto del oro, conformándose con la plata tras caer contra la Serbia de Dejan Musli.

En el verano de 2008, tras perfeccionar su técnica en un campus de Las Vegas con Joe Abunassar, fue llamado a sus 17 años recién cumplidos para la pretemporada del Gran Canaria. Meses más tarde, en diciembre, volvió a dar que hablar tras llevar al equipo junior amarillo hasta el triunfo final en el prestigioso Torneo Città di Roma, con 15 puntos, 6 asistencias y la guinda del MVP en la final. No era un espejismo.

En el verano de 2009 repitió presencia internacional en el Europeo Sub18, aunque esta vez ni la ayuda de Sastre, Servera y Joan Tomàs sirvió para pasar de la quinta plaza final, lo que no amargó el verano de Óscar, renovado a continuación por cinco temporadas, hasta el verano de 2014.

Un 27 de octubre, en la pista del Asefa Estudiantes, debutó en la ACB, con un triple durante sus 5 minutos de juegos. Llegarían 8 partidos más e incluso el debut en la Eurocup, con presencias testimoniales que, a la larga, iban reforzando su confianza. “Sigo dando pasos”, decía una y otra vez un jugador que brillaba en EBA con La Caja Gran Canaria (12,2 puntos, 5,1 asistencias, 15,1 valoración de media) y que fue nombrado, en 2010, mejor deportista de Gran Canaria.

Ese verano, su club decidió que, para no cortar su evolución, lo mejor era cederle a la Adecco Oro, siendo UB La Palma su destino. Allí fue arañando minutos (15 por encuentro), en los que sumó 3,4 puntos, 2,9 asistencias y 4,6 de valoración, destacando principalmente en la dirección.

La lesión de Taurean Green provocó que el GC 2014 le llamase de vuelta. “No necesita adaptación, es uno de los nuestros”, afirmaba Pedro Martínez en su regreso. Y no le faltaba razón. Sus números no fueron descollantes. Su arrojo, sí. Valiente, ilusionó en su debut contra el Lagun Aro y aportó frescura en la excelsa racha de triunfos de su conjunto, que terminó la temporada a lo grande.

Tras quedarse con las ganas de volver a ser internacional ese verano y después de volver a realizar la pretemporada a las órdenes del conjunto amarillo, volvió a ser cedido en esta 2011-12 al UB La Palma La Isla Bonita. No pudo tomárselo con más filosofía: “Cuentan conmigo. Al fin y al cabo, La Palma y el Granca son casi un mismo equipo. Vengo a trabajar, a evolucionar, a foguearme y a dar más pasos para la ACB, mi objetivo”.

Al amparo de Carlos Frade, clave en su formación, el base de Santa Brígida dio un paso adelante, y de gigante, en esta campaña, convirtiéndose en el motor de uno de las escuadras más potentes de la categoría. Ejerciendo de base total, puro como él solo, sin un ejemplo cercano al que comparar –“Prefiero tener mi propio estilo”, repite-, Alvarado dio clínics de dirección, con partidos en los que era capaz de llegar a las 12 asistencias sin mirar en ningún momento a canasta, poniendo a su equipo por delante de los números, que ilusionaban: 5,1 puntos, 6,1 asistencias y 10,3 valoración por choque.

Pedro Martínez lo tuvo claro y volvió a apostar por él para sustituir a Taurean Green. Esta vez, sin lesión que excusara el cambio. Tras coger el ferry entre una isla y otra, debutó, otra vez frente al Asefa Estudiantes, con 9 de valoración en 19 minutos, más tiempo de juego que lo que sumó en todos los partidos de la pasada campaña. A partir de ahí, como suplente de Bellas, la consolidación: 21 minutos y titularidad en Vitoria, 7 puntos frente a Assignia… y la exhibición contra el Barça Regal.

No se lo esperaba el líder. Óscar salió, para disputar los últimos 40 segundos de periodo, y clavó un triple con Sada encima en la primera bola que tocó. En el segundo periodo, clavaba otra canasta desde 6,75 para alejar a su equipo, inventaba un pase para que Rey anotase y, a la jugada siguiente, volvía a crear magia, permitiendo que Rey machara en la cara de Ndong y su GC 2014 tomase 13 puntos de ventaja, en una acción muy celebrada por el joven base.

Alvarado era ilusión... y un peligro real para los barcelonistas que, sencillamente, no se esperaban tal explosión. Huertas era superado una y otra vez por la superioridad de Óscar, que aprovechaba las ventajas para asistir o ir a canasta. Su dirección era sublime y su descaro también. Después de fallar una bomba, cogió su propio rebote en ataque, dio unos pasos para atrás, se atrevió con el triple y lo anotó: 64-56. Delirio en el CID. Incluso tuvo tiempo de anotar otra canasta más antes de abandonar el partido, para acabar con unas cifras demoledoras para solo 16 minutos de juego: 13 puntos, 3/3 en triples, 3 asistencias, 2 rebotes y 13 de valoración.

¿Llegó su momento? Es pronto aún para lanzar las campanas al vuelo, y más en un jugador maduro, con los pies en el suelo, y tan bien llevado y con tanta paciencia por un Gran Canaria 2014 que lo protege, consciente de que las prisas no son buenas consejeras.

Mi ejemplo debe servirle para trabajar con humildad. Puede estar en ACB con 18 y en EBA con 23. Pero él ha madurado mucho, no está acomodado ni estancado sino ante la oportunidad de su vida”, confesó en La Provincia su hermano Javier, que también debutó con Pedro Martínez y que hoy juega en el Gandía de la LEB Plata. “Mi hermano tiene una cosa muy buena y es que le gusta el baloncesto por encima de cualquier cosa y considero que amar tu profesión es la primera de las claves”.

Amante de los niños y del Magisterio, con el corazón amarillo, amante confeso de los colores que defiende ahora y con el sueño cumplido de jugar en el equipo de su tierra, el futuro dibuja un camino ilusionante. Hace años saltaba en el CID con las canastas de su equipo y ahora salta en la pista o en el banquillo, animando con la misma ilusión con la que alentaba a sus compañeros con 13 años e ilusionando de idéntica forma con la que dejó su huella, hace ya siete primaveras, en un pabellón de La Granja que aún se estremece recordando su talento.