NOS QUEDA EL ORGULLO DE SER PALMEROS:
Hace unos años, el UB La Palma era un equipo que comenzaba su andadura por lo que en aquella época era la Liga LEB-1, y lo hacía con ilusión y ganas de aprender. Comenzábamos con el empuje de un Presidente que había conseguido hacer realidad el sueño de traer este 'espectáculo', después de perseguirlo mucho, y de un Gerente que se fue haciendo a sí mismo a golpe de aprendizaje callejero en el barro del negocio del deporte profesional.
© FOTO: César Borja
Por Antonio Acosta / Presidente del UB La Palma
Pasaron por La Palma grandes jugadores y entrenadores, hombres de gran renombre, algunos con la vitola de internacionales o importante pasado en la ACB. Fueron años de bonanza económica, donde los otros luchaban con mucho dinero y nosotros lo hacíamos con mucha destreza. Se hablaba del UB como de un equipo modesto pero buen pagador y que forjaba figuras de cara al futuro.
Pero de repente eso cambio. La vida nos fue llevando por derroteros extraños. Una enfermedad hizo que nuestro presidente, el Presidente, tuviera que abandonar el barco, y aquel fue un día de lágrimas que nunca olvidaré. El tiempo, las circunstancias, las particularidades y el desgaste fueron haciendo que al hombre que siempre acertaba a la hora de elegir a los gladiadores del circo, le llegara ahora el momento de descansar.
Entonces fue cuando un grupo de directivos, siempre con la mano en el hombro de los dos grandes, continuaron una andadura mirando hacia el futuro. Y de pronto, el camino comenzó a estrecharse: llegó la crisis, y con ella los recortes y los sustos. Comenzaron a pasar cosas ciertamente históricas, como que la nueva Directiva consiguió bajar al equipo a LEB PLATA y subirlo a LEB ORO en un solo mes. Se tuvieron que tomar grandes decisiones, grandes remedios para grandes males. Los recortes, con presupuestos en ejecución, fueron escarbando en los males del Club y el sufrimiento se fue convirtiendo en un habitual compañero de viajes.
Cuando caminábamos por ese estrecho desfiladero, nos paramos a descansar en una piedra. Todos nos miramos y nos dimos cuenta de que éramos muy pequeños para andar solos por ese camino angosto. En ese momento, en un cruce que teníamos cerca, apareció milagrosamente un guía que conocía bien el sendero por el que andábamos. Estiró la mano, estrechó la nuestra y nos dijo: “Vamos, ánimo que no es tan complicado, yo estaré a vuestro lado”.
Todo cambió. La filosofía, la forma de juego, los objetivos, la estructura... Todo. Nos pusimos dos sellos, uno el de “Canarios” y otro el de “Palmeros”, y debajo se leía: "Team Formation". El UBLP no perdía su identidad, solo se vestía para ir a la fiesta. El éxito fue rotundo. Con ideas claras, con los mimbres ideales para hacer el cesto, con orgullo y con muchas ganas, creamos una filosofía que nos empujó por el camino. Muchos intentaron -y continúan haciéndolo- desprestigiar el nuevo proyecto sembrando la duda e intentando desestabilizarnos, pero la realidad era otra: volvíamos a hacer historia. Lo que muchos llevaban tiempo persiguiendo en otros lugares, nosotros con modestia y desprendiéndonos de la mochila del protagonismo, lo habíamos conseguido entre dos islas alejadas por kilómetros de agua, siendo la envidia de unos y la sarna de otros.
Ahora miramos a la pista, al trabajo diario y a la convivencia, y nos damos cuenta de algo: Bakary Konate y Edy Tavares son de Tijarafe y Puntagorda, y luchan porque algún día el puente de Amagar acerque sus pueblos al resto de la isla; Antonio Peña es de Tazacorte y se ha criado entre la fruta que siempre le ha dado la vida a esta tierra; Samuel Domínguez es de Los Llanos, y aprovecha la costa de Puerto Naos para luchar con su tabla contra las olas; Román Martínez es de El Paso, aunque a él le gusta decir que es de Las Manchas; Joaquín Bonhome es de Breña Alta y se crío entre matas de tabaco, el olor de la rama que nos acerca a Cuba y nos da fama mundial.
Luke Sikma es de Breña Baja desde que su familia llegó un buen día a Los Cancajos y decidió quedarse; Ewoud Kloos es de Mazo, está claro que tiene cara de ser de allí; Alex López es de Fuencaliente, se crió entre volcanes y lleva el calor del Teneguía a la pista; Cristian Díaz vino de Garafía para estudiar en el Instituto Masculino, y Fabio Santana lo acompañaba cogiendo la guagua en Barlovento; Roeland Schaftenaar es del pueblo de donde vienen los hombres grandes envueltos en hojas de ñame: Los Sauces; Óscar Alvarado es de Puntallana, pero él va diciendo que en realidad es de La Galga, territorio independiente...
El niño, Sebas Arrocha, es de San Sebastián, barrio que corona la capital palmera; Fran Ferraz, Jorge Banot y Nauzet, de La Alameda, donde nació el sueño hace ya más de 30 años; Néstor y Nuria, de Joros, el barrio deportivo de Santa Cruz de La Palma; y Carlos Frade y Marco Justo, del centro de la calle empedrada que nos lleva hasta el “Coliseo de los Sueños”, el Pabellón Multiusos "Roberto Rodríguez Estrello", un hombre que también da nombre a la historia de “la V”.
Y ustedes dirán: “¡El presidente ya perdió el Norte...!”. No señores, es tan solo que todos estos no se besan el escudo del Club para demostrar que son de La Palma. Ellos solo lo sienten y se lo demuestran a la gente de la mejor manera que saben hacerlo. Y eso nadie no los podrá quitar nunca; no hay dinero que lo compre, ni ariete que lo derribe, porque... ¡NOS QUEDA EL ORGULLO DE SER PALMEROS!
© FOTO: César Borja
Por Antonio Acosta / Presidente del UB La Palma
Pasaron por La Palma grandes jugadores y entrenadores, hombres de gran renombre, algunos con la vitola de internacionales o importante pasado en la ACB. Fueron años de bonanza económica, donde los otros luchaban con mucho dinero y nosotros lo hacíamos con mucha destreza. Se hablaba del UB como de un equipo modesto pero buen pagador y que forjaba figuras de cara al futuro.
Pero de repente eso cambio. La vida nos fue llevando por derroteros extraños. Una enfermedad hizo que nuestro presidente, el Presidente, tuviera que abandonar el barco, y aquel fue un día de lágrimas que nunca olvidaré. El tiempo, las circunstancias, las particularidades y el desgaste fueron haciendo que al hombre que siempre acertaba a la hora de elegir a los gladiadores del circo, le llegara ahora el momento de descansar.
Entonces fue cuando un grupo de directivos, siempre con la mano en el hombro de los dos grandes, continuaron una andadura mirando hacia el futuro. Y de pronto, el camino comenzó a estrecharse: llegó la crisis, y con ella los recortes y los sustos. Comenzaron a pasar cosas ciertamente históricas, como que la nueva Directiva consiguió bajar al equipo a LEB PLATA y subirlo a LEB ORO en un solo mes. Se tuvieron que tomar grandes decisiones, grandes remedios para grandes males. Los recortes, con presupuestos en ejecución, fueron escarbando en los males del Club y el sufrimiento se fue convirtiendo en un habitual compañero de viajes.
Cuando caminábamos por ese estrecho desfiladero, nos paramos a descansar en una piedra. Todos nos miramos y nos dimos cuenta de que éramos muy pequeños para andar solos por ese camino angosto. En ese momento, en un cruce que teníamos cerca, apareció milagrosamente un guía que conocía bien el sendero por el que andábamos. Estiró la mano, estrechó la nuestra y nos dijo: “Vamos, ánimo que no es tan complicado, yo estaré a vuestro lado”.
Todo cambió. La filosofía, la forma de juego, los objetivos, la estructura... Todo. Nos pusimos dos sellos, uno el de “Canarios” y otro el de “Palmeros”, y debajo se leía: "Team Formation". El UBLP no perdía su identidad, solo se vestía para ir a la fiesta. El éxito fue rotundo. Con ideas claras, con los mimbres ideales para hacer el cesto, con orgullo y con muchas ganas, creamos una filosofía que nos empujó por el camino. Muchos intentaron -y continúan haciéndolo- desprestigiar el nuevo proyecto sembrando la duda e intentando desestabilizarnos, pero la realidad era otra: volvíamos a hacer historia. Lo que muchos llevaban tiempo persiguiendo en otros lugares, nosotros con modestia y desprendiéndonos de la mochila del protagonismo, lo habíamos conseguido entre dos islas alejadas por kilómetros de agua, siendo la envidia de unos y la sarna de otros.
Ahora miramos a la pista, al trabajo diario y a la convivencia, y nos damos cuenta de algo: Bakary Konate y Edy Tavares son de Tijarafe y Puntagorda, y luchan porque algún día el puente de Amagar acerque sus pueblos al resto de la isla; Antonio Peña es de Tazacorte y se ha criado entre la fruta que siempre le ha dado la vida a esta tierra; Samuel Domínguez es de Los Llanos, y aprovecha la costa de Puerto Naos para luchar con su tabla contra las olas; Román Martínez es de El Paso, aunque a él le gusta decir que es de Las Manchas; Joaquín Bonhome es de Breña Alta y se crío entre matas de tabaco, el olor de la rama que nos acerca a Cuba y nos da fama mundial.
Luke Sikma es de Breña Baja desde que su familia llegó un buen día a Los Cancajos y decidió quedarse; Ewoud Kloos es de Mazo, está claro que tiene cara de ser de allí; Alex López es de Fuencaliente, se crió entre volcanes y lleva el calor del Teneguía a la pista; Cristian Díaz vino de Garafía para estudiar en el Instituto Masculino, y Fabio Santana lo acompañaba cogiendo la guagua en Barlovento; Roeland Schaftenaar es del pueblo de donde vienen los hombres grandes envueltos en hojas de ñame: Los Sauces; Óscar Alvarado es de Puntallana, pero él va diciendo que en realidad es de La Galga, territorio independiente...
El niño, Sebas Arrocha, es de San Sebastián, barrio que corona la capital palmera; Fran Ferraz, Jorge Banot y Nauzet, de La Alameda, donde nació el sueño hace ya más de 30 años; Néstor y Nuria, de Joros, el barrio deportivo de Santa Cruz de La Palma; y Carlos Frade y Marco Justo, del centro de la calle empedrada que nos lleva hasta el “Coliseo de los Sueños”, el Pabellón Multiusos "Roberto Rodríguez Estrello", un hombre que también da nombre a la historia de “la V”.
Y ustedes dirán: “¡El presidente ya perdió el Norte...!”. No señores, es tan solo que todos estos no se besan el escudo del Club para demostrar que son de La Palma. Ellos solo lo sienten y se lo demuestran a la gente de la mejor manera que saben hacerlo. Y eso nadie no los podrá quitar nunca; no hay dinero que lo compre, ni ariete que lo derribe, porque... ¡NOS QUEDA EL ORGULLO DE SER PALMEROS!
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