Carta de STEVEN EDWARDS:
FOTO: César Borja / UB LA PALMA
Por STEVEN EDWARDS
Hola Fran,
ha sido un placer compartir contigo mi experiencia de cinco años en la Isla. En primer lugar, déjame comenzar diciendo que estos cinco años se me pasaron muy rápido. La primera vez que llegué a La Palma fue una experiencia única para mí porque nunca antes había jugado en una isla. Además, pronto comprendí que esta era una de las islas más pequeñas en Canarias.
Para mí jugar aquí fue un cambio grande por el hecho de ser de Miami y haber jugado en otros países como Argentina o Rusia, y en mi primer año en España estuve en Madrid. Nunca pensé que duraría cinco años en La Palma siendo un 'chico de ciudad', pero los amigos que hice -y que considero más bien como mi familia- lo hicieron todo más fácil para mí: Fran, Nesma, Neza, Jorge y Mónica, Jose María y su familia, Ramón y su ‘bomboncita’ Yaiza, Manuela...
Durante estos cinco años he tenido la posibilidad de disfrutar de la Isla y todo lo que tiene que ofrecer de Norte a Sur. Me gusta la buena comida, así que ha sido un placer y una experiencia para mí y para Manuela, mi novia, recorrernos la Isla buscando los mejores restaurantes. Debo decir que hay muchos, más de los que la gente piensa. Algunos de mis favoritos son: Casa Goyo, Chipi-Chipi, Mama Lupita, Enriclai, El Azul, La Muralla, Quinto Pino, La Oveja Negra y muchos más...
En Miami tenemos algunas playas hermosas y debo decir que me quedé muy sorprendido la primera vez que vi la arena negra sobre las playas de La Palma. Para mis ojos era algo que podría compartir con mis amigos cuando me fuera a casa en el verano. Visitar los volcanes y escuchar su historia me hizo más fácil el entender por qué la arena era negra. Tuve la posibilidad de disfrutar de algunas playas como Nogales, La Zamora y Playa Nueva, además de maravillosos sitios como La Caldera. Disfruté de esos lugares y de todo lo que tienen que ofrecer al isleño.
Profesionalmente y personalmente, puedo decir que en el tiempo que he estado aquí traté de adaptarme a la isla tanto como me fue posible, hasta el punto de la gente me tratara como si fuera mitad palmero, ja ja...
En este tiempo hubo altibajos. Mis mejores momentos fueron durante los primeros años. Concretamente, el primer año fue realmente bueno para el equipo. Era la primera vez en la historia que el UB La Palma jugaba en LEB-1 y haber jugado la Copa Príncipe y los Play-offs hicieron que aquella fuera una gran temporada.
Jugar en la segunda liga más fuerte de España, siendo de una pequeña Isla y compitiendo cada temporada contra equipos que habían estado en ACB, profesionalmente era algo asombroso para mí. El hecho de jugar en grandes pabellones como los del Zaragoza o el Bruesa me recordó mis años en la Universidad de Miami. En general, estos años aquí los recuerdo como años buenos porque trabajamos mucho y siento que di lo mejor de mí en cada momento.
De otra parte, en lo concerniente a los momentos malos, debo decir que para mí es doloroso examinar un año como éste. En primer lugar, el tener que tratarme de lesiones y haberme perdido la primera mitad de la temporada fue realmente duro para mí, porque soy un jugador que siempre trata de dar el 100 % y me sentía incapaz de ayudar al equipo. Por eso, nunca esperé que la temporada terminara del modo en que lo hizo. Fue muy doloroso aceptar que el equipo no había sido capaz de seguir en la LEB Oro.
Seguir en LEB Oro era importante para la gente de La Palma porque representamos la Isla siempre que jugamos lejos de ella, y yo he podido sentir la alegría de los aficionados cuando logramos ganar partidos en algunos pabellones importantes como el del CAI Zaragoza. Siempre recordaré el año que jugamos por el "descenso" contra el Ourense, uno de los equipos que una vez fue 'grande' en la ACB...
Para resumir, me siento muy orgulloso de haber llevado el uniforme del UB y haber tenido la experiencia de vivir en la Isla durante estos cinco años. En cualquier circunstancia, siempre tenemos que buscar el lado positivo de las cosas y dejar atrás todo lo negativo. Esto es lo que he aprendido en la vida.
Un abrazo,
Steven Edwards