Una jugada de pizarra.
El "Heraldo de Aragón" cuenta la intrahistoria de la jugada que dio al CAI Zaragoza una imprescindible victoria en La Palma. Todo nació en la pizarra aunque hubo una variación.
E. COSCOLÍN / HERALDO DE ARAGÓN
Nueve segundos en el marcador electrónico del pabellón de Miraflores. El base local Mena anota dos tiros libres y pone al UB La Palma un punto arriba. El CAI hace mucho tiempo que no vence lejos de su pabellón y necesita un triunfo que calme las críticas, una victoria que permita respirar a un técnico y a un grupo que todavía no han estado a su altura. Chus Mateo pide tiempo muerto y con voz aparentemente tranquila diseña una jugada para ganar el partido. La pieza clave será el joven Quino Colom. Igual que en Gandía en el primer partido de liga, pero esta vez con un final feliz. Dos puntos y el encuentro en el bolsillo. La pizarra de Mateo esta vez sí que dio resultado.
La situación era tensa, muy tensa. El CAI había dejado escapar una buena renta de puntos y la enfervorecida afición canaria se volvió muy bulliciosa al tener la sorpresa al alcance de la mano. Era momento de templar los nervios y de buscar la mejor opción. El técnico rojillo lo tuvo claro y se mostró fiel a su filosofía. Si en el primer choque del año le concedió el balón de partido al joven Colom, en La Palma y con Lescano descalificado por faltas, lo iba a volver a hacer.
El base catalán escuchó a su técnico con la camiseta de calentamiento puesta para no dar pistas al rival, pero ya sabía que el triunfo pasaría por sus manos. Mientras, las manos de Mateo garabateaban la pizarra con un rotulador exponiendo la estrategia a seguir. "Sin Matías en pista, Colom era el mejor jugador para deshacer el uno contra uno. Teníamos una pequeña espina clavada desde la jornada inaugural. En esta ocasión tuvimos la fortuna de acabar con la decisión acertada", señaló el técnico rojillo.
Heshimu Evans sería el encargado de sacar de banda y tanto Faverani como Maraker formarían una especie de barrera en el centro de la cancha. Mientras, los dos bases se colocarían uno en cada campo. La misión era la siguiente: Colom retrocedería a campo propio para poder recibir, Victoriano cruzaría la pista para acabar abierto a una esquina para amenazar con un posible triple y crear espacios. Evans, tras sacar, se iría a la otra esquina llevándose con él a su par, y Faverani se colocaría al poste bajo en el lado de Victoriano. Esos movimientos, que se llevaron a cabo perfectamente, permitirían que una vez que recibiera el base, Maraker le hiciera un bloqueo centrado que dejara el lado derecho de la zona libre para que Colom penetrara.
Ahí ya hubo que improvisar un poco, puesto que la jugada no salió exactamente como estaba previsto. "Fue todo muy rápido -narró Quino Colom-. Quedaban pocos segundos y vi pasillo para penetrar, eso sí, por el otro lado al previsto en la pizarra. Me metí pendiente de ver si alguien me salía y podía doblarla o tenía que tirar. Al final, opté por acabarla yo al ver que nadie me salía al paso...".
E. COSCOLÍN / HERALDO DE ARAGÓN
Nueve segundos en el marcador electrónico del pabellón de Miraflores. El base local Mena anota dos tiros libres y pone al UB La Palma un punto arriba. El CAI hace mucho tiempo que no vence lejos de su pabellón y necesita un triunfo que calme las críticas, una victoria que permita respirar a un técnico y a un grupo que todavía no han estado a su altura. Chus Mateo pide tiempo muerto y con voz aparentemente tranquila diseña una jugada para ganar el partido. La pieza clave será el joven Quino Colom. Igual que en Gandía en el primer partido de liga, pero esta vez con un final feliz. Dos puntos y el encuentro en el bolsillo. La pizarra de Mateo esta vez sí que dio resultado.La situación era tensa, muy tensa. El CAI había dejado escapar una buena renta de puntos y la enfervorecida afición canaria se volvió muy bulliciosa al tener la sorpresa al alcance de la mano. Era momento de templar los nervios y de buscar la mejor opción. El técnico rojillo lo tuvo claro y se mostró fiel a su filosofía. Si en el primer choque del año le concedió el balón de partido al joven Colom, en La Palma y con Lescano descalificado por faltas, lo iba a volver a hacer.
El base catalán escuchó a su técnico con la camiseta de calentamiento puesta para no dar pistas al rival, pero ya sabía que el triunfo pasaría por sus manos. Mientras, las manos de Mateo garabateaban la pizarra con un rotulador exponiendo la estrategia a seguir. "Sin Matías en pista, Colom era el mejor jugador para deshacer el uno contra uno. Teníamos una pequeña espina clavada desde la jornada inaugural. En esta ocasión tuvimos la fortuna de acabar con la decisión acertada", señaló el técnico rojillo.
Heshimu Evans sería el encargado de sacar de banda y tanto Faverani como Maraker formarían una especie de barrera en el centro de la cancha. Mientras, los dos bases se colocarían uno en cada campo. La misión era la siguiente: Colom retrocedería a campo propio para poder recibir, Victoriano cruzaría la pista para acabar abierto a una esquina para amenazar con un posible triple y crear espacios. Evans, tras sacar, se iría a la otra esquina llevándose con él a su par, y Faverani se colocaría al poste bajo en el lado de Victoriano. Esos movimientos, que se llevaron a cabo perfectamente, permitirían que una vez que recibiera el base, Maraker le hiciera un bloqueo centrado que dejara el lado derecho de la zona libre para que Colom penetrara.
Ahí ya hubo que improvisar un poco, puesto que la jugada no salió exactamente como estaba previsto. "Fue todo muy rápido -narró Quino Colom-. Quedaban pocos segundos y vi pasillo para penetrar, eso sí, por el otro lado al previsto en la pizarra. Me metí pendiente de ver si alguien me salía y podía doblarla o tenía que tirar. Al final, opté por acabarla yo al ver que nadie me salía al paso...".
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