El "UB", rey provincial.
La Palma-CajaCanarias cumplió con el objetivo de la permanencia y, por primera vez, se convierte en el segundo mejor equipo de Canarias, superando al Tenerife. Su temporada fue irregular, cayendo incluso en el último puesto, pero su reacción final fue magnífica.
V. MARTÍN, S/C de La Palma
El "UB" es un club modesto, sin grandes ingresos, limitado por los escasos recursos que genera y respaldado por las ayudas institucionales. Vive en su techo deportivo, la LEB, y cada año sueña con mantenerse en un categoría de ensueño, de lujo, para La Palma.
La temporada 2005/06 la cerró a la grande, es decir, cumpliendo su objetivo, aquel que rentabiliza un proyecto que nació a golpe de talonario, lo que permitió comprar la plaza, y que se mantiene con un manantial de ilusiones. Eso sí, sufrió. Lo sabía. Vivió contra las cuerdas durante mucho tiempo, hasta que un día decidió revivir desde las cenizas del último puesto, aquel que condena al descenso, para lograr la permanencia de forma directa y, de camino, acabar como el mejor equipo de baloncesto de la provincia, superó al Tenerife, y el segundo de toda Canarias.
Buena planificación. La temporada de La Palma se "inició" en junio. Tras confirmar la renovación de Rafa Sanz, la junta directiva que preside Carlos Toledo se puso a disposición del entrenador para confeccionar la plantilla. Es un momento crucial, en el que prácticamente se juega casi todo. Se ficha bien o se pierde la "vida". La Palma fue a lo seguro. Renovó a dos jugadores que siempre fueron rentables, Edwards y Floyd, manteniendo además a Fran Sánchez, que la campaña anterior no había estado bien por una lesión, pero que regresó en los "play-off" de descenso para ayudar en los entrenamientos y fue, seguro, uno de los más destacados en el trabajo diario.
El cuerpo técnico evitó las "locuras". Llegó otro exterior y también conocido, Sebas Arrocha. Era un fichaje agradable para el aficionado, es el único palmero de la plantilla, además de tener calidad para asumir protagonismo en la LEB. Llegó como cuarto alero, ya que Rafa Sanz apostaba primero, en sus roles iniciales, por Edwards, Sánchez y el "llegado" Kortaberría. El plantel tomaba cuerpo y ya que había que pelear, lo mejor era fichar a jugadores acostumbrados al sufrimiento, Edu Sánchez y Virgil, que llegaban de descender con Calpe. Fueron los mejores de su anterior equipo.
Kruiswijk, Alvarado y Valentine también eran hombres conocidos en el "UB". Se sabía lo que podían aportar. Con todo, La Palma comenzó de forma explosiva. Arrancó la campaña de manera espectacular e incluso el entorno apostó por el "play-off" de ascenso. Tampoco era para tanto. Llegaron las derrotas, las dudas y el representativo palmero se fue desinflando. La directiva reaccionó, ni lo dudó, y se fichó a Albert.
Lesión de Edwards. Hay dos momentos en la temporada que marcan un antes y un después. La derrota en el pabellón de Miraflores ante el Melilla y la lesión del jugador que debía marcar las diferencias, Steven Edwards. Tras caer ante el equipo norteafricano, el "UB" se fue al pozo de la clasificación y nadie, absolutamente nadie, daba un duro por su permanencia. Los jugadores, todos, asumieron el golpe como algo propio. Interno. Les dolía el "alma" y, a partir de ese momento, respondieron muy por encima de cualquier previsión posible.
La baja de Edwards también fue clave. Asumía todo el juego ofensivo, estuviera mal o bien; jugaba más de 30 minutos por partido, aunque tirara las zapatillas; pero fue capaz de ganar partidos. Sí, es cierto, perdió muchos porque no estaba bien, pero también fue determinante en otras tantas victorias. Con sus lesiones, tuvo demasiadas, y su adiós definitivo a la temporada, el resto de jugadores cambiaron de mentalidad, tuvieron más minutos de juego y demostraron que eran capaces de llevar el barco a buen puerto.
La Palma fue, poco a poco, ganando partidos. Primero uno. Luego otros. En Huelva, al CAI, al Tenerife, fuera, en casa... acabó con siete jornadas consecutivas sin conocer la derrota. La reacción del "UB" fue tan grande que al final sólo necesitó de una victoria, de una, para disputar los "play-off" de ascenso. Eso sí, no fue su mejor temporada en LEB. Ni mucho menos. Para los que se olvidan, decir que en su primera campaña disputó la eliminatoria por la ACB ante el Granada.
Ese tramo final de temporada fue algo grande. Inmenso. Y, en gran parte, ayudó el aficionado. Ver el pabellón insular lleno en varios encuentros, con hambre de baloncesto, certifica la continuidad de un bonito proyecto.
Futuro inminente. El Cabildo ya dejó claro, en declaraciones de su presidente, José Luis Perestelo, que el proyecto de La Palma "tendrá nuestro apoyo". El Gobierno de Canarias también dará, como al resto, la subvención que merece y, como siempre, CajaCanarias es "blanquiazul". Con esos pilares, la continuidad del "UB" es una realidad. Es tan segura que quizás Carlos Toledo ya no tenga que perderse un partido ante el Tenerife. Este año no fue al sentir que habían discriminado a su equipo. Una reacción desproporcionada.
V. MARTÍN, S/C de La Palma
El "UB" es un club modesto, sin grandes ingresos, limitado por los escasos recursos que genera y respaldado por las ayudas institucionales. Vive en su techo deportivo, la LEB, y cada año sueña con mantenerse en un categoría de ensueño, de lujo, para La Palma.
La temporada 2005/06 la cerró a la grande, es decir, cumpliendo su objetivo, aquel que rentabiliza un proyecto que nació a golpe de talonario, lo que permitió comprar la plaza, y que se mantiene con un manantial de ilusiones. Eso sí, sufrió. Lo sabía. Vivió contra las cuerdas durante mucho tiempo, hasta que un día decidió revivir desde las cenizas del último puesto, aquel que condena al descenso, para lograr la permanencia de forma directa y, de camino, acabar como el mejor equipo de baloncesto de la provincia, superó al Tenerife, y el segundo de toda Canarias.
Buena planificación. La temporada de La Palma se "inició" en junio. Tras confirmar la renovación de Rafa Sanz, la junta directiva que preside Carlos Toledo se puso a disposición del entrenador para confeccionar la plantilla. Es un momento crucial, en el que prácticamente se juega casi todo. Se ficha bien o se pierde la "vida". La Palma fue a lo seguro. Renovó a dos jugadores que siempre fueron rentables, Edwards y Floyd, manteniendo además a Fran Sánchez, que la campaña anterior no había estado bien por una lesión, pero que regresó en los "play-off" de descenso para ayudar en los entrenamientos y fue, seguro, uno de los más destacados en el trabajo diario.
El cuerpo técnico evitó las "locuras". Llegó otro exterior y también conocido, Sebas Arrocha. Era un fichaje agradable para el aficionado, es el único palmero de la plantilla, además de tener calidad para asumir protagonismo en la LEB. Llegó como cuarto alero, ya que Rafa Sanz apostaba primero, en sus roles iniciales, por Edwards, Sánchez y el "llegado" Kortaberría. El plantel tomaba cuerpo y ya que había que pelear, lo mejor era fichar a jugadores acostumbrados al sufrimiento, Edu Sánchez y Virgil, que llegaban de descender con Calpe. Fueron los mejores de su anterior equipo.
Kruiswijk, Alvarado y Valentine también eran hombres conocidos en el "UB". Se sabía lo que podían aportar. Con todo, La Palma comenzó de forma explosiva. Arrancó la campaña de manera espectacular e incluso el entorno apostó por el "play-off" de ascenso. Tampoco era para tanto. Llegaron las derrotas, las dudas y el representativo palmero se fue desinflando. La directiva reaccionó, ni lo dudó, y se fichó a Albert.
Lesión de Edwards. Hay dos momentos en la temporada que marcan un antes y un después. La derrota en el pabellón de Miraflores ante el Melilla y la lesión del jugador que debía marcar las diferencias, Steven Edwards. Tras caer ante el equipo norteafricano, el "UB" se fue al pozo de la clasificación y nadie, absolutamente nadie, daba un duro por su permanencia. Los jugadores, todos, asumieron el golpe como algo propio. Interno. Les dolía el "alma" y, a partir de ese momento, respondieron muy por encima de cualquier previsión posible.
La baja de Edwards también fue clave. Asumía todo el juego ofensivo, estuviera mal o bien; jugaba más de 30 minutos por partido, aunque tirara las zapatillas; pero fue capaz de ganar partidos. Sí, es cierto, perdió muchos porque no estaba bien, pero también fue determinante en otras tantas victorias. Con sus lesiones, tuvo demasiadas, y su adiós definitivo a la temporada, el resto de jugadores cambiaron de mentalidad, tuvieron más minutos de juego y demostraron que eran capaces de llevar el barco a buen puerto.
La Palma fue, poco a poco, ganando partidos. Primero uno. Luego otros. En Huelva, al CAI, al Tenerife, fuera, en casa... acabó con siete jornadas consecutivas sin conocer la derrota. La reacción del "UB" fue tan grande que al final sólo necesitó de una victoria, de una, para disputar los "play-off" de ascenso. Eso sí, no fue su mejor temporada en LEB. Ni mucho menos. Para los que se olvidan, decir que en su primera campaña disputó la eliminatoria por la ACB ante el Granada.
Ese tramo final de temporada fue algo grande. Inmenso. Y, en gran parte, ayudó el aficionado. Ver el pabellón insular lleno en varios encuentros, con hambre de baloncesto, certifica la continuidad de un bonito proyecto.
Futuro inminente. El Cabildo ya dejó claro, en declaraciones de su presidente, José Luis Perestelo, que el proyecto de La Palma "tendrá nuestro apoyo". El Gobierno de Canarias también dará, como al resto, la subvención que merece y, como siempre, CajaCanarias es "blanquiazul". Con esos pilares, la continuidad del "UB" es una realidad. Es tan segura que quizás Carlos Toledo ya no tenga que perderse un partido ante el Tenerife. Este año no fue al sentir que habían discriminado a su equipo. Una reacción desproporcionada.
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