La Palma tuvo orgullo y jugó bien, pero ganó el gran Murcia y... los ÁRBITROS.

Unos 1.600 espectadores despidieron al "UB" con aplausos. Fue el reconocimiento unánime a su esfuerzo, a su buen juego y al amor por la elástica que se enfundan. A los isleños les faltó mayor profundidad en el banquillo ante un adversario que claramente es el favorito para el ascenso. Una derrota que sabe a victoria.

VÍCTOR MARTÍN, La Palma

Cuando en la cancha te dejas la piel, muerdes por amor a la elástica, luchas por el sentimiento de un pueblo... date por ganador. Pierdes, vale, pero es una derrota para cimentar los principios del futuro. El "UB" fue el equipo que quieren los palmeros, un grupo que se parte el alma y se viste por los pies, pero ayer estaba enfrente el Murcia, un plantel inmenso, y dos colegiados que anoche, seguro, no pudieron dormir. Un 67-70 por la calidad del rival y por dos "tipos" cuya conciencia los "mata".

El arranque fue sencillamente espectacular. Sin filosofía ni historias, fue algo grande. Con Edu Sánchez, Edwards y Sebas desde el exterior, el poderoso trabajo de Albert y el apoyo de Virgil, es un quinteto de salvación, La Palma acorraló al Murcia. Sabías que aquello no podía durar, es lógico por profundidad de plantel, pero durante diez minutos te morías de gusto. Luego se pierde, es cierto, pero aquellas "risas" ya no te las quita ni el dinero ajeno. Un 24-13 para recordar. Para grabar en vídeo, enseñar a los nietos y presumir: "Yo vi aquel cuarto".

A la vuelta, Rafa Sanz sentó a los buenos. Lo siento, pero en este equipo hay buenos y malos. No hay otra cosa. Es la verdad. Y, claro, Murcia tiró de banquillo y fue reduciendo las diferencias. Robles entró y metió 11 puntos. Waleskowski salió del banquillo y jugó mejor que Triguero. Y así, uno a uno. Nosotros no tenemos tanto. El "UB" tiene lo que tiene, no pensarán ahora que Valentine, Kortaberria, Alvarado o Fran Sánchez están para tirarse al agua y salvar a un "ahogado". Pues no. 38-36 y al descanso.

En el tercer cuarto se perdió el partido. Es cierto que el margen de la crítica siempre es perverso, pero, sin alargarnos, meter 4 puntos en 5 minutos hunde a cualquiera. Fueron 10 minutos con el Murcia jugando a lo campeón de Copa. Un baño con espuma, masaje y secado. La escuadra de Rafa Sanz salió "muerta" del vestuario y los Robles, Pérez y compañía no perdona ni a sus "hermanos". Sobre una cancha son demoledores. Sí, es cierto lo que piensa (usted que lee), el partido se disparó. Bueno, mejor decir que se disparó el rival. Y, cuando había alguna duda, llegaban Muns e Ibáñez para echarle una mano al "UB". Una mano al cuello. 44-59 y todo parecía listo para irse del pabellón.

Los diez últimos minutos fueron tan buenos como los primeros...o mejores. En ese período, La Palma demostró qué es un equipo. Otro grupo de jugadores hubiera tirado la toalla ante la "metralla" ajena y las "desgracias" propias. El "UB" dio una lección de amar lo blanquiazul. Eso, no más, se exige desde la grada. Empeño. Fuerza por querer. Ganas de hacer las cosas. Lo demás, el acierto, cuesta dinero y aquí la gente es lista y sabe lo que tiene el club. Lo justo.

Llegó la reacción del "UB". La fuerza de Edu Sánchez, los puntos de Arrocha (el "diablo" siempre aparece), la mentalidad de aquella defensa al hombre, la gran aparición de Floyd... el Murcia quiso conservar y cuando se dio cuenta la diferencia sólo era de ocho puntos y faltaban 5 minutos. "Esto lo arreglamos nosotros". ¿Quién dijo eso?

Pues sí, los árbitros. Cuando La Palma tuvo sus opciones de empatar en el marcador, los colegiados siempre tuvieron un "as" en la manga para evitarlo. Ni Triguero, ni Robles ni ningún jugador del Murcia supieron hacerlo. Pero, claro, Muns e Ibañez sí. ¡Que listos! Unos dobles de Edwards (¿por qué), una arrollada a Sebas en defensa (¿no la vieron?)... al final pierdes por 3 puntos y te das cuenta de que lo que te quitan vale un partido. ¡Eh!, y todo eso reconociendo que el Murcia es muy bueno.

¡Qué duro es ser pobre!